El suelo es una entidad dinámica que evoluciona, con mayor o menor rápidez, bajo la influencia de distintos factores climaticos, biologicos y litologicos, fundamentalmente.
Aunque puede parecer solo el lugar que pisamos o donde se colocan las plantas, la realidad es que un suelo fértil tiene la capacidad de proporcionar el agua y nutrientes necesarios para las plantas que en él habitan. Por tanto, la fertilidad del suelo es algo muy a tener en cuenta para todos aquellos que se dedican al uso del recurso.
No solo las plantas se ven beneficiadas por ello, existen microorganismos y otros organismos vivos, cuya aportación es una pieza más del engranaje, y sin los cuales todo el ecosistema se vendría abajo. Es por ello que conseguir mantener la fertilidad en niveles óptimos es lo que dará buenos resultados, tanto a corto como a largo plazo.